15 de Noviembre: Homilía 6 sobre la creación del mundo. 5-6, de Severiano de Gabala

Homilía 6 sobre la creación del mundo. 5-6, de Severiano de Gabala (?-hacia 408), Obispo en Siria

Había un árbol en medio del paraíso. La serpiente se sirvió de él para engañar a nuestros primeros padres. Fijaos en esta cosa sorprendente: para abusar del hombre la serpiente recurrirá a un sentimiento inherente a su naturaleza. El Señor, al modelar al hombre puso en él, además de un conocimiento general del universo, el deseo de Dios. Desde que el demonio descubrió este ardoroso deseo, dio al hombre: «Seréis como dioses (Gn 3,5). Ahora no sois más que unos hombres y no podéis estar siempre con Dios; pero si llegáis a ser dioses, estaréis siempre con él»… Es decir, es el deseo de ser igual a Dios que sedujo a la mujer…, ella comió e indujo al hombre a hacer lo mismo… Ahora bien, después de la falta «Adán oyó la voz del Señor que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa» (Gn 3,8)… ¡Bendito sea el Dios de los santos por haber visitado a Adán hacia el atardecer! Y todavía volverlo a visitar ahora, hacia el atardecer, sobre la cruz.

Porque es precisamente a la misma hora en la que Adán había comido que el Señor sufrió su pasión, a esas horas marcadas por la falta y el juicio, es decir, entre la hora sexta y la hora novena. A la hora sexta Adán comió según la ley de la naturaleza; seguidamente se escondió. Hacia el atardecer, Dios vino a él.

Adán había deseado ser Dios; había deseado una cosa imposible. Cristo llenó este deseo. Le dice: «Has querido llegar a ser lo que no podías ser; pero yo deseo ser hombre, y lo puedo ser. Dios hace todo lo contrario de lo que tú has hecho dejándote seducir. Has deseado lo que estaba por encima de tu alcance; yo tomo lo que está por debajo de mi. Has deseado ser igual a Dios; yo quiero llegar a ser el igual del hombre… Has deseado llegar a ser Dios y no has podido. Yo me hago hombre para hacer posible lo que era imposible». Sí, es precisamente para eso que Dios vino. Él mismo da testimonio de ello a sus apóstoles: «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros» (Lc 22,15)…Vino hacia el atardecer y dijo: «Adán ¿dónde estás?» (Gn 3,9)… El que vino a padecer es el mismo que bajó al paraíso.

PARA AYUDAR A LA REFLEXION

1.  ¿Dios se encuentra con el Adam al caer la tarde, que significa esto para ti?

2.  ¿Habías caído en la cuenta que la donación de Cristo es el movimiento contrario que el del pecado? El pecado es egoísmo y orgullo, el movimiento de Cristo es humildad. ¿Qué es para ti ser humilde?

3.  Dios dice: ¿Dónde estás? ¿Sientes que Dios te busca? ¿En qué?

4.  Le has dicho a Dios alguna vez ¿Dónde estás? ¿Cual ha sido su respuesta?

5.  ¿Tiene algo que ver este texto con este poema Santa Teresa? Eres tú también de Dios.

Mi Amado para mí
Ya toda me entregué y di
Y de tal suerte he trocado
Que mi Amado para mi
Y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
Me tiró y dejó herida
En los brazos del amor
Mi alma quedó rendida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado
Que mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha
Enherbolada de amor
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues a mi Dios me he entregado,
Y mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.